Los Furbys fueron el primer intento exitoso de producir y vender un robot dirigido al mercado doméstico. Un Furby recién comprado, o un Furby que ha sido reiniciado, usualmente comienza hablando completamente en "Furbish", el idioma único que todos los Furbys hablan. Con el tiempo y el uso, su diseño le permite comenzar a hablar palabras y frases en el idioma en el que ha sido programado, en lugar de Furbish. Este proceso ilustraría el modo en que un programa realiza el aprendizaje de una lengua.

Durante los tres años de su producción original se vendieron más de 40 millones de Furbys, con 1,8 millones vendidos en 1998 y 14 millones en 1999. Sus capacidades de habla han sido traducidas a 14 idiomas, incluyendo español, inglés, francés, portugués, alemán, italiano, griego, sueco, polaco, ruso, japonés, coreano, chino y mandarín.
El origen de Furby vino de la mano de Dave Hampton en conjunto con Caleb Chung, a quien conoció durante su trabajo con la compañía Mattel. Para ambos inventores fue clave en la concepción del juguete la influencia de la interactividad desarrollada con la mascota virtual Tamagotchi, principio que los llevó a diseñar e implementar el primer prototipo de Furby en un periodo de 18 meses.