Por si estabas con el pendiente: El cacao, Emperador mexicano de los postres

El cacao se originó en la Alta Amazonia, en las cabeceras de los principales ríos tributarios del Amazonas. Desde allí, se dispersó por la costa noroccidental del Pacífico de Sudamérica y posteriormente a Centroamérica, hasta llegar a México 1,500 años después. 

Se cree que el cacao llegó a México gracias a la migración de personas y a los intercambios de productos entre las diferentes sociedades que habitaban en América del Sur y Mesoamérica.
Los mayas domesticaron el cacao hace más de 2,500 años. El cacao se extendió desde la cuenca Amazónica a otras regiones hace al menos 5,000 años. 

Los antiguos mexicanos tostaban y mezclaban las semillas de cacao con agua para obtener una bebida llamada “xocolatl”, que era rica y amarga. Los aztecas utilizaban el cacao como bebida, alimento, medicina y moneda, e incluso lo incluían en los ritos ceremoniales para la coronación de los emperadores. 

 Según estudios fueron los olmecas, los primeros en cultivarlo de manera controlada y prepararlo en una bebida llamada xocolatl, que se consumía durante ceremonias. La palabra “cacao” deriva del Olmeca y del subsecuente lenguaje maya “kakaw”.

El cacao se introdujo en Europa en el siglo XV, tras la colonización de América. Cristóbal Colón pudo haber sido el primer europeo en probarlo en 1502, Sin embargo, no tuvo éxito por su sabor amargo y picante.

 
El consumo del cacao no se extendió hasta el siglo XIX por España, portugal y Francia cuna de la reposteria mundia y es ahi cuando se empezaron a añadir azúcar, leche y otros componentes para hacerlo más apetecible.

En la actualidad es ingrediente indispensable en la repostería, panadería y confitería mundial, en la industria farmacéutica por la serotonina que posee y en la industria cosmética para fabricar productos como labiales, cremas humectantes, jabones, champús, etcétera.

Los estados de Tabasco, Chiapas y Guerrero son los principales productores de cacao en México.